El Cementerio no Aguanta los Muertos

“La tapia del cementerio es una insensatez. Los que están dentro no pueden salir y los que están fuera no quieren entrar.” - Arthur Brisbane

Nuestro cementerio data de más de cien años. Una centuria albergando los muertos de aquí y de allá. Además de los lamentos de los dolientes cuando van a enterrar su fallecido se oyen las quejas de los ciudadanos tanto por el mal estado en que se encuentra la calle que llega al cementerio como por la condición deplorable en que se encuentra el mismo cementerio.

Cuando por fin llegan después de un lento y largo recorrido, a veces bajo la lluvia o bajo un candente sol se encuentran con un panorama deprimente: un campo santo que más bien parece un laberinto de tumbas. Se ha oído de gente que dice ¿y dónde está la tumba de fulano? ¿No fue por aquí que lo enterramos? Y luego de orientarse, cerca de quien o al lado de qué, entonces dan con la tumba. Y esos corren con suerte, porque hay otras que han desaparecido definitivamente.

Está tan congestionado o sobre cargado de sepulcros que ya no caben más, pero como hay que alojar a los difuntos, entonces hacen su nicho o lo que sea sin importar dónde ni cómo, el hecho es que no se puede dejar al intemperie, ahí está otro problema, que la nueva sepultura tapa la boca de la anterior y ya no se sabe cómo se va a entrar el próximo muerto dueño de ese lugar.

El ayuntamiento ha tenido que intervenir en este asunto y prohibir la construcción de tumbas que impidan el acceso a otra tumba. También ha clausurado la construcción de tumbas que impidan el tránsito de las personas porque cierran los pasillos (ver foto)

Cuando muere alguna persona indigente, los familiares no tienen donde enterrarlo. Como no se puede dejar a la intemperie al fenecido, aunque muchos han amenazado con dejarlo en la puerta del ayuntamiento, las autoridades correspondientes ordenan cavar donde se supone hay un muerto enterrado de tiempo remoto, hasta dar con el féretro y si tiene una profundidad apropiada se deposita al nuevo difunto dentro de su caja (por supuesto) encima de la caja anterior.

Otro problema: primero llegan los muchachos y empiezan a subirse en todas las tumbas hasta ubicar el lugar exacto donde se va a depositar al extinto para desde un lugar privilegiado (encima de la tumba que sea) no perderse detalle, hasta los dolientes quedan a veces fuera del plano apropiado y hay que hacer un espacio a empujones a la persona encargada de leer el panegírico cuando el difunto lo amerita.

Pero eso no termina ahí, algunos deudos tienen la buena costumbre de limpiar periódicamente la morada del descanso indefinido de su familiar y dejarles hermosas flores en lindos jarrones y ¿sabe qué? jarrones y flores desaparecen por arte de magia.

Más aun, si una persona tiene un nicho sin usar y alguien va a sepultar su difunto y le hace falta una tapa para su sepultura la agarra del nicho cercano (nos paso a nosotros) y luego no hay quien se lo pruebe a nadie.

Todo lo expresado más arriba son hechos vistos y oídos por quien escribe, pero se dicen otras cosas que se hacen al amparo de la noche de los cuales no hemos sido testigos ni oculares ni oidores, pero se dicen, y todos sabemos de qué se trata: drogadicción, borracheras, sexo entre otras.

Pero se está aprovechando esta insoportable situación para negociar tumbas, y es así como nos ha llegado la información de fuente fidedigna de que personas que tienen nichos de varias bocas (como decimos aquí) alquilan una boca de acuerdo al dueño del nicho desde siete a 9 mil pesos por año, y es así como se ha encontrado personas sacando un muerto de una boca para alquilarla.

¿Quiere saber cómo, cuándo y que se ha estado haciendo para terminar con este vía crucis? Espere nuestra próxima entrega, "El Nuevo Cementerio".

Gracias a Jorge Sánchez Herrera (Yoryi), En cargado del cementerio y otras areas, por acompañarnos a las doce del día hacer un recorrido por nuestro cementerio y darnos las explicaciones requeridas. También al señor Edilio Quezada (papayo) encargado del mantenimiento del cementerio.